Cuando pensamos en Hungría, o en su capital Budapest, seguramente pensamos en el espectacular edificio del Parlamento, iluminado de noche sobre el río Danubio, o en el puente de las cadenas, o en la plaza de los Héroes, o en la tradicional Avenida Andrássy, y hasta incluso en el mismo Danubio que une a Buda y a Pest en una misma y hermosa ciudad. Pero seguramente no vincularemos esta ciudad histórica y maravillosa con uno de los juguetes más conocidos y jugados en todo el mundo.
¡Qué hermosa es Budapest!
De hecho, ¿sabías que es el juego más vendido en la historia en todo el mundo? Así es, el Cubo mágico fue inventado por Erno Rubik, quien lo bautizó con su apellido, en Budapest un día como hoy, el 19 de mayo de 1974, apenas hace 43 años, y durante los años 80 vivió una explosión mundial que lo llevó a cada casa, a cada familia en las tierras y los países más distantes. Tanto se expandió que con su particular diseño y sus colores, se volvió un ícono pop de esta época.
Pero al principio no estaba pensado como un juego. Ernő Rubik es un escultor, arquitecto y diseñador de la Escuela de Artes de Budapest y hace unos años, en una entrevista para la televisión alemana, con motivo de los cuarenta años de su creación, admitió: "creo que mi trabajo como profesor me llevó a inventar el cubo, ya que buscaba como ilustrar con un ejemplo interesante la estructura tridimensional y la naturaleza del pensamiento espacial". Más cercano a una obra de diseño artístico y pedagógico, cuando lo patentó, Rubik no había pensado que podía transformarse en uno de los juegos de ingenio más difundido y amado en todo el mundo.
Erno Rubik, creador del Cubo Mágico.
De un singular invento a la creación de una cultura global.
Así fue que cuando la fama del cubo explotó en todo el mundo, los diseños más extraños comenzaron a surgir, muchos de ellos bajo la autoría del propio Rubik, pero también de otros emprendedores y empresas vinculadas a los juegos de ingenio en todo el mundo. Y paralelamente se multiplicaron las competencias de speed cubbing y pruebas similares, volviéndose una práctica deportiva, una performance artística, con aficionados amateurs y verdaderos profesionales que gozan de fama y reconocimiento internacional.
Mirá el especial de la DW alemana, en los cuarenta años del cubo de Rubik